Iniciar un viaje por el complejo mundo adolescente es descubrir que la felicidad radica en dos pilares fundamentales: la pertenencia y la contribución a un grupo. Este es el primer capítulo de una serie donde desglosaremos los cuatro comportamientos que los jóvenes adoptan al no sentirse parte de algo más grande ni reconocidos por su valía: atención excesiva, poder mal dirigido, venganza e ineptitud asumida. Comenzaremos explorando cómo y por qué surge la atención excesiva, el primer eslabón de esta cadena, y cómo esto se refleja en el día a día de nuestras familias, amistades y entornos educativos.

El rol de la familia y la comunidad

La familia es el primer grupo donde un joven busca pertenencia y oportunidades para contribuir. Pero cuando estos sentimientos no se satisfacen en casa, los jóvenes extienden su búsqueda a otros círculos sociales como los amigos o clubes. La aceptación en estos grupos es igual de crítica, ya que fortalece su autoestima y les ayuda a forjar su identidad.

Todos buscamos pertenencia y contribución en diferentes círculos sociales, pero cuando uno nos falla, queremos compensarlo con otros.

Identificación de comportamientos

Cuando los adolescentes sienten que su necesidad de pertenecer no se cumple, pueden empezar a mostrar comportamientos de «atención excesiva». Esto puede incluir actuar de manera disruptiva o buscar constantemente el reconocimiento de los demás, a menudo de maneras que pueden ser contraproducentes.

En esta fase, los adultos pueden sentirse molestos o preocupados por el comportamiento de los jóvenes. Las advertencias constantes, los ruegos o la ayuda excesiva a menudo no funcionan y pueden intensificar la situación. En lugar de caer en un ciclo de reacciones contraproducentes, es vital involucrar al adolescente en tareas útiles, dedicar tiempo de calidad y establecer rutinas. Esto no solo refuerza su autoestima, sino que también les enseña el valor del esfuerzo y la responsabilidad.

Emociones subyacentes

Detrás de este comportamiento suele haber un grito silencioso por ser visto y valorado. Los jóvenes pueden sentirse ignorados o subestimados, y por ello, intensifican sus esfuerzos para hacerse de notar, esperando que esto les reafirme su lugar en el grupo.

Estrategias para padres

Como padres, es crucial reconocer estos comportamientos no como meras travesuras, sino como señales de que algo más profundo está ocurriendo. En vez de regañar o ignorar, es importante hablar con ellos, darles pequeñas responsabilidades que les hagan sentir útiles y celebrar sus logros, por mínimos que sean. Esto no significa hacer todo por ellos o evitar que se equivoquen, sino guiarlos y apoyarlos en su camino hacia la autorealización.

Reconocer la atención excesiva como una señal de alarma y no como un simple acto de rebeldía es el primer paso para ayudar a los adolescentes a encontrar su camino. Como hemos visto, la atención excesiva es solo el comienzo. Al entenderla y responder con empatía, abrimos la puerta a un diálogo más profundo sobre el poder y la autonomía, temas que exploraremos a continuación.

En las próximas entradas, continuaremos desvelando los comportamientos que surgen cuando los jóvenes luchan por sentir que pertenecen y que aportan, y cómo, con el apoyo adecuado, pueden transformar la lucha en crecimiento. Nos adentraremos en cómo el poder mal dirigido, la venganza y la ineptitud asumida pueden ser entendidos y redirigidos, guiando a los adolescentes hacia un estado de bienestar y contribución significativa en su viaje hacia la madurez.

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